Es curioso como de niño siempre acompañábamos el nombre de nuestros compañeros de clase con su primer apellido como si se tratara de una sola palabra. También resulta curioso darse cuenta de cómo por mucho que pasen los años uno sigue manteniendo en la memoria recuerdos de su niñez mientras una sonrisa invade la cara. Y es que la infancia es una de las etapas más felices en la vida de una persona: las preocupaciones no existen, no hay miedos, ni inseguridades, ni dolor, ni decepciones, solo ganas de pasarlo bien, de jugar, de disfrutar, de reír, de aprender y descubrir.
Tuve la suerte de nacer en Baltanás. El Colegio Comarcal San Pedro de Baltanás fue el elegido por mis padres para mi educación. Digo “el elegido” porque en el curso que me escolarizaron (1992-1993) los padres de los niños de Baltanás y del Cerrato podían escoger entre llevar a sus hijos a “Las Monjas” o al “San Pedro”. Años más tarde, la escuela de “Las Monjas” cerró sus puertas y sus alumnos se trasladaron a nuestro centro, por lo que pasamos a ser más niños y niñas en el aula.
Alberto Cepeda, Diego Benito, Alberto Lázaro, Beatriz Ibáñez, Beatriz Aragón, Elisa Álvarez, Javier Díez, María Diago, María Redondo, Verónica Diosdado, César Curiel, César Ugarte, Paula Ruipérez, Helena Salguero, Sandra Antón, Luís Alberto Gutiérrez, Zuhaitz Rodríguez y Andrea Barcenilla fueron mis compañeros y compañeras de clase de la generación del 89 en Baltanás. La mayoría de nosotros habíamos nacido en la localidad, pero otros acudían cada día al centro en el autobús procedente de pueblos de alrededor como Castrillo, Villaviudas, Reinoso o Vertavillo.
Milagros Román guió nuestros “primeros pasos” en el centro, Doña Josefina nos enseñó la diferencia entre los sonidos “ll” e “y” y consiguió que memorizáramos el catecismo antes de tomar la primera comunión, Elena Rojo nos dio las primeras nociones de inglés, los números y colores. En boca de Belén González conjugamos por primera vez el verbo “to be” mientras Silvia nos inculcaba el amor por la música. Doña Amelia, Mari Mar y Raúl nos preparaban juegos y actividades deportivas dinámicas con las que nos divertíamos mientras hacíamos deporte.Con Eugenio vivimos una de las mejores experiencias al acudir a Sevilla y Córdoba con las Escuelas Viajeras, excursión que compartimos con otros chavales de Tenerife y Tauste (Zaragoza) y en la que lo pasamos en grande varios días.
Aún recuerdo cuando nos ponían en fila ordenados alfabéticamente por el apellido para entrar en las aulas y para colocarnos en orden en las mesas. Supongo que con esa estrategia pretendían establecer un criterio lógico de ordenación con el que conseguir mantenernos atentos y callados en clase. Pero nada más lejos de la realidad. Mi clase era una clase para recordar, una clase a la que no se podía olvidar fácilmente, como decían los profesores una y otra vez. Éramos habladores, despiertos, inquietos y curiosos por naturaleza. Dábamos Conocimiento del Medio (aunque siempre lo llamábamos “Cono”), Matemáticas, Lengua, Música, empezábamos a “tontear” con el Inglés y salíamos al patio o al poli -en función del tiempo- a hacer gimnasia en Educación Física.
Recuerdo con especial cariño preparar las portadas de los distintos cuadernos y el olor a plástico en mi habitación cuando mis padres me ayudaban a forrar los libros los primeros días de septiembre. Recuerdo la ilusión que me hacía estrenar estuche, rotuladores y lápices y como, cada temporada, me equipaban con chándals, deportivas y cazadoras para el nuevo curso.
En los años 90 los niños de mi clase jugaban a los tazos e intercambiaban cromos, se dejaban las espinillas en cada partido de fútbol disputado en el recreo, comían rápido el bocadillo de chorizo o jamón para no perder ni un momento y poder dedicar la tarde a jugar al escondite o a “pillar”. Las niñas, además de estos juegos, nos intercambiábamos hojas de cambiar- todavía recuerdo su olor- saltábamos a la comba y por las tardes después del cole aprendíamos gimnasia rítmica en el polideportivo.
En cada curso se celebraban tres galas: una por Navidad, otra en Carnaval y otra a final de curso, que servía como colofón y despedida. En ellas hacíamos actuaciones musicales, exhibiciones deportivas, nos disfrazábamos, cantábamos y bailábamos al son del tema del momento. Vienen a mi memoria imágenes de cómo preparábamos estos actos, los nervios de los días previos y la ilusión y las ganas que poníamos en cada estrofa. Todo para quedar lo mejor posible delante de los familiares que venían a vernos, de los amigos y de los compañeros de otros cursos que nos miraban atentos.
Recuerdo las chocolatadas que preparaban Pili y Loli en el hall del centro, las canciones que entonábamos en el autobús Antolín de camino a los pueblos a los que nos llevaban de excursión, las salidas al Parque de La Carolina a tirarnos hojas cuando comenzaba el otoño. También cómo los ordenadores comenzaban a asomarse tímidamente a una de las aulas del colegio. Debió ser en sexto curso cuando se implantó una asignatura llamada informática hasta entonces desconocida para nosotros.
En definitiva, muchas vivencias, recuerdos y anécdotas de unos años muy felices que formaran siempre parte de mí, parte de mi vida.
*Para complementar este artículo, varias personas han querido facilitar diversas fotografías. En ellas pueden verse varias actividades realizadas en el Colegio San Pedro por los niños y niñas nacidos en 1989.
– Raúl Esteban, profesor y tutor de sexto curso de los niños que nacimos en el año 89 en Baltanás.
– Elisa Álvarez, alumna del Colegio San Pedro nacida en el año 89.
– María Diago, alumna del Colegio San Pedro nacida en el año 89.
– Juana Mari Mazorriaga, madre de Alberto Lázaro, alumno de dicho curso.
Disfraces en Carnaval
Orla curso nacido en el 89
Actuación de Navidad
Escuelas Viajeras (Sevilla)
Celebrando La Paz
Aniversario Constitución Española
Actuación navideña
Generación del 89 con sus compañeros de un curso superior (1988)
Elisa Álvarez y Beatriz Fernández
Actuación Navidad
Carnavales
Acrobacias en Navidad
Pitufos en Carnaval
Baile fin de curso
Coreografía Coyote Dax gala fin de curso
Excursión en autobus